Anoche estaba citado a una fiesta, a la cual no podía asistir por falta de dinero. Una hora antes del evento un angelito me llamo por teléfono y me dijo: vamos.
La pase muy bien, fue una noche maravillosa. Nada mejor que al otro día te duelan los tobillos y las rodillas de tanto bailar. Pero aun así, me gustaría pasarla mejor.
Ahora tengo un LIO en la cabeza y otro en el corazón (guiño, guiño).