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9 de mayo de 2011

Ocho meses

A menudo no entiendo el comportamiento de las personas que frecuento, algo de lo que nunca me preocupé mucho, puesto que a veces no entiendo siquiera el mio. Sin embargo no dejo de extrañarme ante ciertas cosas. Que las personas se alejen de los que le han hecho daño es lógico -creo-, pero alejarse de los que una vez nos han hecho bien no tanto.

Siempre me pregunto que le pasa a mi ex novia que no se acerca a menos de metro y medio mio. No pido que seamos intimos amigos, ni mucho menos, pero desde que terminamos siento que mi presencia le incomoda. No me lo ha dicho, tampoco nuestros amigos en común, pero algo en el aire me lo dice cuando la veo: Tiene miedo de estar con vos, Facu.

Anoche se acercó -respetando el típico metro y medio de distancia, por supuesto- y, aprovechando que no había nadie más, le pregunté si le pasaba algo. Le dije que no me gustaba incomodarla y que me gustaría que no me tuviera miedo. Hizo dos cosas para mi sorpresa. La primera fue que se acercó a menos de cincuenta centímetros, y la segunda que entró en llanto mientras me decía que no me había preocupado por ella cuando supe que estaba embarazada.

No me sentía en deuda con ella, desde luego. Ya habiamos terminado, ella se puso de novia con otra persona y luego tuvo a la nena. -El orden cronológico de los sucesos no me hizo pensar en ninguna responsabilidad- le dije. Entonces me pregunto con otras palabras si no sabía sacar cuentas. Literalmente dijo: -¿No te diste cuenta que nació ocho meses después que cortamos?.

Me quedé sin palabras.

Empecé a sacar cuentas, bastante fáciles para la suerte de mi media dormida cabeza. -Dos mil ocho cortamos, dos mil nueve estaba con el otro y la nena nació en agosto de dos mil diez. No... es imposible que sea mia la beba... Que frio y encima hoy tengo vegetal- segui diciendo mientras daba las últimas vueltas en la cama. -Con sueños como estos, no hay muchas ganas de empezar la semana.