El stress me estaba matando, si bien los timbales como instrumentos de viento hicieron un valle en la función niveles de catecolaminas segregadas vs tiempo, la ansiedad me carcomía la mente y el cuerpo.
Dije lo que tenía que decir, creo, y ese estado de alerta constante que sobre exitaba mi metabolismo a niveles enfermizos se fue.
Pero sólo momentáneamente, porque hoy me dí cuenta que después del stress viene lo peor: el stress post traumático.
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En estos momentos creo que prefiero morirme de feedback (o retroalimentación) positivo